La importancia de la regulación de funciones y hábitos es muy importante de los dos a los cinco años. El niño a esta edad ya tiene deseos de conocimiento, esto inicia formalmente cuando el niño inicia el período de pre-escolar, que, comúnmente, se realiza a los tres o cuatro años, cuando está más preparado para separarse de la madre y de su ambiente. Normalmente, o con relativas y pasajeras dificultades, el niño/niña ya está motivado por el deseo de complacer y ser amado por padres y maestros. Del mismo modo, tiene una cierta conciencia de que debe evitar conductas que provoquen reprimendas o castigos. Para ello deberá haber integrado normas de higiene y conductas sociales que, aunque primitivas, le permitan sobrellevar el cambio sin que esto signifique lastimar sus emociones. Entre los tres y cinco años, habiendo descubierto cómo lo hacen otros, el niño imita y pretende jugar, pero no piensa en otra cosa que en utilizar esta adquisición que para sí mismo. Juega, entonces de un modo individualista con un material que es social. Tampoco entiende quién gana o pierde. Las reglas del juego aún no existen hasta que el niño no ha alcanzado los siente u ocho años. La reciprocidad entre niños evoluciona a través de la interacción social antes que mediante la imposición de sanciones. Los niños pequeños ni conocen ni respetan las reglas cuando de jugar con otros se trata. En relación a la moral y a los juegos, el inicio con respeto y cooperación, reglas y socialización se encuentra en preescolar con suma importancia. Y el Kinder es , sin duda, el lugar donde pueden ejercitarse esas capacidades, de mucho mejor efecto para el niño que imponerle prematuramente el inicio de la lectura y de la escritura y, peor todavía de los números. Por ello, la importancia del juego en el aprendizaje hoy e día, ahora como sabemos todos los niños aprenden de manera diferente, algunos niños responderán más que otros en la diversas actividades y esto es totalmente normal.
Luz y Amor,
Lucy Campbell Díaz
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