Un niño recién nacido, sólo puede llegar a existir físicamente a través de su madre, del mismo modo que no puede sobrevivir sin ella, porque, primitivamente formaban una sola cosa. Ella es mucho más que un objeto para él: es su madre-universo, de la que forma parte.
De esta manera, a través de una identidad primaria, en la que el niño es un campo en su totalidad, nace la primera identidad del ser. En medio de ese gran todo, en el que el niño "es", su dependencia es absoluta, pues sólo tiene sentido en medida que representa algo para la madre. Todas sus posibilidades no pueden organizarse sin ella : su motilidad, sus alientos afectivos, su inteligencia, su sexualidad son favorecidos o coartados por ella. Además de los cuidados físicos y de alimentación. De este modo el niño se convierte, desde el comienzo de su vida, e incluso antes, en objeto privilegiado para la satisfacción de los deseos, conscientes e inconscientes, de su madre.
Para el niño, la madre representa una totalidad de piel, de voz, de olor, pero es, también, una fuente de gratificación, un objeto de identidad y un soporte de la gama de sentimientos de amor. Esta huella temprana, tan bien definida por la Doctora McDougail, esbozo de un sujeto y de una identidad, marcará con su sello toda la evolución (relacional y sexual) ulterior. Desde ese hecho primigenio, una parte de la identidad de todo individuo es, y será para siempre, aquello que representa para otro.
Luz y Amor!
Lucy Campbell Díaz
Therapy CBT. Child
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